*No hay tal unión en el arbitraje
Por Noé Flores Cortés
Cisma en el futbol mexicano con el paro de los árbitros en la jornada diez del torneo mexicano de la primera división, donde parece ser que los silbantes ahora si están unidos, aunque esto no es una verdad absoluta.
Me parece adecuado que hayan parado la jornada del futbol mexicano para exigir que se haga valer el reglamento de sanciones, el cual tipifica que una agresión al árbitro equivale a un año de castigo.
Sin embargo, no existe tal unión total en el arbitraje mexicano, pues de haber sido así, el paro debió ser generalizado, es decir, parar la primera “A”, la segunda y la tercera división, es decir, cerrar filas todos en torno a la primera división y no precisamente para que sancionen más a Pablo Aguilar del América y a Triverio del Toluca, sino para exigir respeto a su trabajo.
No es aceptable que se califique como conducta violenta una agresión, pues ésta existe, sin necesidad de romperle la nariz al silbante, como tampoco es necesario fracturar a un jugador para determinar si es agresión o penalti.
Pablo Aguilar le pegó un cabezazo al silbante y es agresión, por lo que el reglamento se debe aplicar y se debe ir un año de castigo, la misma suerte debe correr el jugador del Toluca Triverio, más allá de que si pegaron fuerte o despacito, si es agresión, es un año y no hay más.
Pero estas sanciones sólo fueron la gota que derramó el vaso, pues desde hace algunos años, los silbantes perdieron autonomía y con ello también autoridad; recuerdo que antes el reporte plasmado en la cedula arbitral, era indiscutible; hoy un telefonema de algún alto directivo determina como se debe sancionar o si se debe o no aplicar algún castigo.
Los silbantes dijeron: ya basta y los dueños del balón creyeron que habría marcha atrás, con el anuncio de las sanciones, lo cual no ocurrió, por lo que el cisma en el futbol mexicano podría traer cosas buenas para todos.
No creo que con sancionar a los dos jugadores, del Toluca y América un año, sea la solución, pues se debe ir más a fondo para que los silbantes recobren su autonomía y su autoridad, pero para ello, debe haber unión y no la hay del todo, pues debieron parar la primara “A”, la segunda y la tercera división y entonces, la presión hubiera ido al máximo.
Ahora bien, también debe haber alguna sanción para los silbantes que abusando de su autoridad insultan y retan a los jugadores en el terreno de juego, donde los segundos tienen todas las de perder, pues es la palabra de uno contra la del otro.
Sabemos que existen los insultos de parte de los silbantes, por lo que aprovechando esta coyuntura que finalmente se dio en el futbol mexicano, se debe exigir RESPETO, pero que sea mutuo y si un árbitro abuso de su autoridad, pues también deberá ser sancionado.
Sobre las equivocaciones en marcar o dejar de marcar alguna falta o penalti, creo que no hay nada que hacer, hasta en tanto no se compruebe que el silbante actuó de mala fe para favorecer a uno y perjudicar a otro, lo cual, será difícil de determinar.
El error arbitral, es parte del juego y se debe tomar como tal; en algunas ocasiones no taca salir perjudicado y protestamos, pero cuando una pifia del silbante nos favorece, no decimos nada.
Es futbol, un deporte donde hay contacto y depende de la apreciación de los silbantes para sancionar o no una acción. Ojalá esta situación que se vive ahora, sea para bien del futbol, más allá de las sanciones de los jugadores que están en el ojo del huracán ahora mismo.
DESCANSE EN PAZ MAÑO RUIZ
Dentro de este cisma que vive el futbol mexicano, en el vetado estadio Pirata Fuente, previo al duelo que no se celebraría entre el Puebla y los Tiburones Rojos del Veracruz, dejó de existir “El Maño” Ruiz, quien alguna ocasión dirigiera a ambas escuadras.
“El Maño” llegó al estadio Pirata Fuente como auxiliar técnico de Saturnino Cardozo con el Puebla y en el recorrido para reconocer el terreno de juego, el técnico se desvaneció, por lo que fue trasladado al hospital, pero el paro cardiaco fue fulminante. Descanse en paz… Y por hoy se acabó.
