Por: Noé Flores Cortés
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*Una charla amena; tema, rey de los deportes
*Voleibol, portador de la antorcha y umpire
*Juego perfecto Indios de Juárez vs Tecolotes
*Once sin hit, ni carrera, como principal y de bases
*Una escuela de ampayers en la región, objetivo
*Natanael Alvarado 50 años del título en Reynosa
La tarde-noche del lunes, no fue igual que otras, una charla amena con dos personajes con algo en común, su pasión por el béisbol, por lo que el tema fue inagotable entre Ángel Gómez Tapia, pilar de los Cañeros CNPR y Francisco Habacuc García Jácome, con una trayectoria inigualable dentro del deporte.
Un Zacapa, un café, un rico platillo y la charla inició, Habacuc narró unas cuantas de sus vivencias, sobre todo, cuando le tocó estar atrás del plato cantando bolas y strikes, siendo protagonista de algo sencillamente extraordinario, un juego perfecto, entre Indios de Juárez y Tecolotes de Nuevo Laredo.
Habacuc llegó con el line up original y la armó, pues se dieron todos los temas, sobre todo, sus vivencias atrás del plato, donde le tocó sancionar ese duelo de aquel 26 de abril de 1981, en el parque La Junta de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
El derecho Víctor García, de los Tecolotes de Nuevo Laredo, alcanzó la gloria al lanzar un juego perfecto de siete entradas, ampayado por el Habacuc García Jácome, originario de Paso del Macho, avecindado en Córdoba, donde escribió páginas de gloria deportiva, como voleibolista, portador del fuego olímpico en 1968, como beisbolista defendiendo los colores de los Millonarios de La Dina y después como umpire de Liga Mexicana, donde escribió su nombre con letras de oro, al participar en once juegos sin hit ni carrera, algunos atrás del plato y otros en bases.
Víctor García le tiró el juego perfecto a los Indios de Ciudad Juárez, que tuvieron en la lomita a su estelar, Mike Paul que también tiró una extraordinaria joya de pitcheo; la pizarra fue de 1-0 para Laredo, con la única carrera del encuentro en la tercera entrada.
Más allá de hablar de números de Víctor García, que ponchó a cinco bateadores y sólo en cinco ocasiones le sacaron la bola del cuadro o que su antagonista Mike Paul, tiró pelota de tres hits, ponchó a cinco, concedió una base y aceptó una sola carrera, lo que valió la pena es que Habacuc platicó y volvió a vivir ese juego, como si hubiera sido ayer.
Anécdotas, vivencias, secretos del beisbol y del ampayeo en general, fueron comentados por Habacuc y lo interesante fue que cada nombre que pronunciaba, Ángel Gómez Tapia, también lo recordaba con algún comentario, pues ambos personajes, llevan toda su vida, viviendo y vibrando con y por el béisbol.
El nombre de otro veracruzano que ha dejado huella surgió, Natanael Alvarado, el cual no sólo envió un saludo a Ángel Gómez, sino que le obsequió una gorra conmemorativa de los 50 años del título logrado por los Broncos de Reynosa y que se acaba de festejar.
Ángel vía telefónica, le agradeció el detalle y se puso la gorra, con entusiasmo, pues sabe que tiene historia, pero sobre todo significado, pues viene de alguien que vivió ese título con los Broncos hace 50 años.
Era imposible no hablar de Cafeteros de Córdoba, Jesús Harnaiz todo un caballero y dejó constancia de su calidad, no así a decir de Habacuc de Rico Carty, que sólo vino a batear para su porcentaje y poco aportó al equipo, aunque se comentó de las cosas que pidió y le dieron por ser una estrella del béisbol.
“Le dieron el ranchito de los Mansur para que viviera ahí; pero su porcentaje no correspondió a las carreras producidas, lo que indica que bateó para su porcentaje nada más; llenó los estadios de todo el país, pero a los Cafeteros le aportó poco”, dijo.
Una tarde-noche agradable teniendo como testigo al cuarto bat y brazo derecho de Ángel Gómez Tapia, Emilio Servín, quien comentó que su señora madre acudía a casi todos los juegos en el Ruperto S. García.
Pero, ¿Quién fue Ruperto S. García?
Gómez Tapia recordó haber visto grandes juegos en ese inmueble, cuyo propietario fue Lázaro Penagos, según comentó Habacuc, quien dijo que le pusieron Ruperto S. García, en honor al suegro de Penagos y que la “S” era de Santiago.
Un zacapa más, un café, un pastel, una rica ensalada y se habló de otros grandes peloteros que vinieron a Cafeteros y Ángel Gómez Tapia y Habacuc García coincidieron en señalar que el mejor dominicano llegado a esta tierra fue Luis Alcáraz, segunda base; pero nada que pedirle a “Gallo” Batista, Terín Pizarro y con ellos Habacuc vivió algunas anécdotas que platicó muy ameno.
Hombre de palabra fácil, de buen relato, bastaba pronunciar un nombre y había tema y se mencionó a Jaime “Loco” Abad, originario de Yanga, tierra de Gómez Tapia, por lo que se propuso que habrá que hacerle un homenaje grande al jardinero de los Tigres capitalinos y otros equipos más.
Oscar Noriega, también originario de Yanga, fue consultado si había un campo en el primer pueblo libre de América que llevara su nombre y vía telefónica, dijo: Si, claro, el que se remodeló y se puso del uno en esa unidad deportiva y que hoy está en el abandono, pero sí hay una placa y la propuesta de Oscar en la gestión de Gerson Morales, fructíficó. La obra ahí está, se hizo y lo hicieron bien.
Otro dominicano que se recordó fue Wiston Llenas, quien le decía a Habacuc que en la radio, el “Mulato” de Córdoba, Domingo Setién, sólo lo mencionaba a él y lo hacía famoso, más que al manager y a los Cafeteros.
Sobre el ampayeo el tema fue más que interesante: habrá que fortalecer lo que se tiene, con clínicas de actualización, para que cada día, sea mucho mejor, ese trabajo que ahora es muy bueno.
“Uno de mis objetivos o sueños es crear una escuela de umpires regional, tengo el conocimiento y la experiencia y quiero aportar lo que se, mi experiencia para colaborar en el fortalecimiento del ampayeo en toda la región”, dijo Habacuc.
¿Habacuc, quién fue tu maestro en el ampayeo o tu sólo lo hiciste?
“No, tuve un maestro enorme, Carlos Alberto González, a quien yo le dije que quería ser y me dijo, que cuando se quiere se puede y a él le agradezco sus enseñanzas, pero sobre todo, su confianza, pues el Presidente de la Liga Mexicana era Ramírez Muro, quien al verme dijo que estaba yo muy verde, y mi mentor, le contestó que sí, estaba muy verde, pero que sería umpire, porque quería serlo y lo logre”.
Pero Habacuc también habló del poco reconocimiento que reciben los umpires, es decir, no se valora su trabajo atrás del plato, pues señaló que es una gran responsabilidad ser el principal en un sin hit, ni carrera o en un perfecto.
“Tienes que hacer tremendo trabajo, para poder sacar esos partidos, tienes que estar bien concentrado y valorar lo que está haciendo el hombre del montículo; cuando se acabó el perfecto de el campo de La Junta en Laredo, en el sonido local, dijeron mi nombre y recibí la ovación más grande de mi vida”, declaró.
Mucho qué platicar, las horas pasaron, una tarde-noche agradable, diferente, el tema el Rey de los Deportes, el cual no tiene fin, Gómez Tapia agradeció a Habacuc su presencia, sus comentarios y sus vivencias… Una tarde-noche, para recordar y volverla a vivir… Bendito béisbol, nunca te acabes.