II parte
Benito Juárez Ramírez
Omealca, Ver. – Sin libros ni clases televisadas en la última comunidad del municipio de Omealca, como lo es Miahuatlán; alumnos no han regresado a clases ante el desconocimiento del nuevo programa implementado ante la pandemia por Covid-19.
A 970 metros de altitud y 45 minutos por un camino de terracería se localiza esta comunidad serrana, donde niños como Janette de los Santos que tendría que cursar el sexto año de primaria; no tienen clases televisadas y esperan cuadernillos para este ciclo escolar.
En una casa de madera con una cartulina que dice “se venden gelatinas”, la pequeña en compañía de su abuelo, el señor Roberto de los Santos Ixmatlahua de 72 años, dice que el último material de estudio que tuvo, fueron dos libros “chicos” que utilizó para terminar el ciclo escolar anterior, pero que no saben sobre las clases televisadas; que la televisión normalmente la ocupan para ver telenovelas o películas.
Su abuelo, expresó que esperarán lleguen algunos libros o cuadernillos para que su nieta inicie el sexto grado. “Apenas pidieron unos papeles, no sé para qué, pero esperamos que nos informen pronto”.
En esta misma comunidad, un niño juega con su perro, mientras que su madre recoge leña para sus quehaceres diarios; ambos desconocen sobre las clases televisadas y esperan que pronto la maestra les dé informes sobre el ciclo escolar.
Aquí, alejados del internet gratis que ofrecen los parques de algunos municipios, la urbanización y trabajos de oficina; la mayor parte de los jóvenes entre 16 y 25 años, tienen que migrar a los estados de Sinaloa, Baja California y Guadalajara, a los cortes de uva, zanahoria y otros productos de exportación.
Las familias se dedican al cultivo de la Palma de Tepejilote y drácena, que son utilizadas en coronas florales para los difuntos; con esto llevan el sustento para que sus hijos coman y si es posible estudien.
Algunos jóvenes como José Daniel Galeoto Panzo de 21 años, -que fue guía para llegar hasta esta comunidad-, dejan de estudiar para dedicarse a la cosecha de palma Camedor.
En el trayecto a Miahuatlán, Daniel regresa en su mula, después de vender dos bultos de 80 kilos de palma Camedor para ganarse 360 pesos. Se levantó a las 5 de la madrugada y se fue a cosechar, para que a las 10 de la mañana bajara este producto a lomo de bestia, a la comunidad de Tenejapan a comercializar su producto.
Por falta de recursos jóvenes como José, que trabaja desde los 13 años dejan de estudiar para apoyar a sus papás en el campo. Las clases a distancia no forman parte de su nueva normalidad.