viernes, julio 25, 2025
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México, el gran pueblo


Un país con complejo de pueblo

Durante la época del “cine de oro mexicano” en el siglo XX, se desarrollaron numerosos filmes, a lo largo de varias décadas esta industria brilló exitosamente, miles de mexicanos asistieron a las amplias salas de cine para disfrutar de aquellas películas. Sembrando una semilla, cuyos frutos seguimos probando hoy en día.

Contribuyendo a la colonización de un imaginario social. Esto, en la medida en que en muchas de ellas presentan un mundo socioculturalmente heterogéneo como el mexicano, a través de un conjunto limitado de personajes y estilos de vida que se convierten en el epítome de «lo mexicano». Así, las películas de la Época de Oro naturalizan en la pantalla aquello que debe ser entendido como la esencia de la «mexicanidad» y con esa naturalización se instala en el imaginario social la ideología del multiculturalismo restringido.

Tal y como sucede con las creaciones cinematográficas la política también maquila escenarios para ambientar historias, hasta cierto punto fantásticas y poco coherentes con la realidad o las necesidades del país, los actores políticos emulan a los histriónicos, siguiendo un discurso fuera de contexto a lo que su profesión dicta, no obstante, llega a seducir a muchos de los espectadores o ciudadanos.
Cada gobierno toma parte de la historia, para crear su propia narrativa, de acuerdo con sus intereses particulares (casi siempre desconocidos), en el caso de la actual administración hasta le han colocado un nombre especial a su empresa: “La Cuarta Transformación o 4T”.

Cuyo protagonista es el Presidente de la República; López Obrador, desde hace mucho tiempo ha llevado consigo un planteamiento distinto. A ojos de expertos en la materia está lejos de ejercer su cargo como jefe del ejecutivo federal, siguiendo con una estrategia cercana a la confrontación, más adaptada a las campañas electorales; perdiendo la valiosa oportunidad de generar un cambio verdaderamente positivo para el país.

«Cuando el avión presidencial mexicano pasó de ser un símbolo de la corrupción del pasado a un símbolo de la ineptitud del presente”. En esto resume The Economist todo el periplo de la venta del avión presidencial, que parecía una idea enorme que, ahora, se ha empantanado en sus propias matemáticas. Desde su entrega al expresidente Peña Nieto. López Obrador utilizó el avión como medio de ataque, calificándolo de faraónico y excesivo para un país de pobres, por lo que, prometió venderlo apenas llegando a la presidencia.

Empeñado en su intento el ya presidente, sacó a la venta tan famosa nave; infortunadamente nunca se pudo vender, tanta era la desesperación que se inventó una “rifa”, apoyado de la Lotería Nacional, se organizó la millonaria venta de cachitos. Como si del guion de una película de comedia de los años 60´s se tratara, donde el pueblo bueno tiene la oportunidad de cambiar su vida con tan solo un cachito de la lotería.

Ilusión mágica y vetusta, la actual sociedad mexicana, ya no se conforma con vagas promesas alejadas de necesidades reales, se requiere que una concepción más globalizada e integral por parte del gobierno, que permita competir e intercambiar bienes y servicios. Sin embargo, la visión que prevalece por parte del gobierno es anacrónica y cercana a la división y confrontación: los buenos y los malos, los pobres y los ricos.

La forma en cómo se alimenta la mexicanidad en las películas, se asemeja a la manera tan burda y poco consciente de abordar temas trascendentales desde la presidencia, cuando se enarbola la imagen de un solo hombre como protagonista o salvador, se pierde dimensión de las capacidades y poder real de quienes ocupan cargos públicos.

Una vez empoderado el protagonista de astucia y “buenas intenciones” logra salir avante de las injusticias impuestas por el “rico”, denostando todo aquello que resulta ajeno al barrio, al pueblo, las costumbres, lo extranjero. Se gesta una imagen de valentía caudillista, aquel hombre humilde logra lo que parecía inalcanzable: hacer justicia.

Como sí del redentor se tratará, se lanza el presidente apoyado en el clamor popular, a hacer justicia y exhibir en la plaza pública a los “malos” de la historia (o su historia); sus antecesores, que han sido culpados directamente de todos los males que padece actualmente México. Probablemente la vox populi esté de acuerdo con emprender un juicio en contra de los expresidentes, pero se olvida del proceder y actuar de las Leyes e Instituciones que fungen como garante del país y equilibrio de poderes.

La administración del Gobierno de la República, requiere de una exhaustiva preparación y un absoluto compromiso, buscando resultados que beneficien a todos los mexicanos. No de ocurrencias y carisma popular. Con el apoyo de las Instituciones se puede construir una nación más fuerte y sólida, con políticas integrales que permeen en todos los mexicanos; permitiendo modernizar al país y dejar de ser por fin: “Un Gran Pueblo”.

– ¿Qué busca realmente el Presidente de México: protagonismo o beneficio para todos los mexicanos?

JA. Sandoval

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