sábado, julio 26, 2025
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Dictadura, la otra cara de Europa

Foto: Euronews

Generalmente al abordar la política europea, lo hacemos pensando en las libertades, los derechos humanos, países prósperos, democracias bien consolidadas, etc. Pero más allá de los estereotipos y de la Europa Occidental está Bielorrusia, un país que lleva 26 años siendo gobernado por el mismo hombre.

Alexandr Lukashenko ha gobernado la ex república soviética de más de 9 millones de personas desde 1994. Durante mucho tiempo ha sido objeto de críticas internacionales por reprimir la disidencia y la policía secreta del país, todavía conocida como KGB, a menudo detiene y hostiga a activistas de la oposición y periodistas independientes.

El pasado 09 de agosto se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Bielorrusia, donde el presidente Alexandr Lukashenko, resultó reelecto por sexta vez; con un porcentaje “oficial” del 80%. Las acusaciones de fraude electoral se hicieron presentes y como respuesta se gestó un movimiento de protesta que ha llegado a extenderse en todo el país.

Miles de partidarios de la oposición han salido a las calles en las últimas semanas para expresar su descontento con la situación económica del país, la mala respuesta al coronavirus y la falta de libertades personales y reformas; aunado, el acceso a Internet se ha restringido en gran medida y se ha suspendido por completo en el centro de Minsk.

Después del cierre de las urnas, la directora de la comisión electoral central de Bielorrusia, dijo en televisión abierta que Lukashenko estaba por delante con aproximadamente el 82% de los votos; muy por encima de su principal rival, la candidata de la oposición Svetlana Tikhanovskaya, con aproximadamente el 7%.

Tikhanovskaya, de 37 años, dijo en una conferencia de prensa el domingo por la noche que no estaba de acuerdo con los resultados. Su equipo de campaña sostiene que ella había ganado en docenas de colegios electorales en Minsk, capital del país. Por su parte la organización de seguimiento Golos mencionó que contó más de un millón de votos y, según sus cálculos, Tikhanovskaya ganó el 80% de los votos.

Uniendo fuerzas con dos mujeres que dirigieron otras campañas de oposición, después de que sus candidatos también fueran excluidos o encarcelados. Aunque la noche antes de las elecciones, tuvo que huir de su apartamento, debido a preocupaciones de seguridad después de que la policía detuviera a varios de sus altos funcionarios; Los críticos calificaron la medida como un intento de intimidar a la oposición antes de la votación.

Este jueves (20 de agosto) las autoridades bielorrusas iniciaron un proceso penal para disolver el consejo coordinador de la oposición, encargado del traspaso pacífico del poder y que aglutina a los principales enemigos del presidente.

La Fiscalía abrió una causa penal contra el órgano opositor, que celebró esta semana su primera reunión y cuyos miembros podrían ser condenados a cinco años de cárcel en virtud del artículo 361 del código penal. Según dicho artículo, se castiga tanto los llamamientos a tomar el poder, como el hecho de dirigirse a otros países u organizaciones internacionales para que lleven a cabo acciones que dañen la seguridad nacional.

En un comienzo el gobierno de Lukashenko, reaccionó con severa violencia y detenciones arbitrales de la policía, contra el movimiento, el cual incluye tanto a los intelectuales, como a los obreros de las fábricas, empresas y medios de comunicación estatales. Ante la caída de aceptación del primer mandatario muchos elementos policiales se han decantado por respaldar a los civiles. Ahora las miradas recaen en Moscú y en la eventual reacción de Putin, tratándose de un territorio limítrofe e íntimamente vinculado a Rusia.

Por eso, todas las miradas están puestas en Moscú. Lukashenko llamó a Putin para que interviniera y ha ordenado que las mejores unidades militares bielorrusas se movieran desde la frontera rusa a la polaca para enfrentar las protestas como una forma de intervención híbrida de la OTAN. Al mismo tiempo, ahora mismo hay mucho tráfico militar en la zona rusa en la frontera con Bielorrusia. Recientemente, las fuerzas armadas rusas concluyeron maniobras al sur de San Petersburgo y se están llevando a cabo ejercicios preparatorios en el sur de Rusia antes de los simulacros de Kavkaz este año. Todo esto es una buena cortina de humo para mover más fuerzas a la frontera con su vecino.

Sin embargo, el problema en Minsk es que los movimientos de protesta están desorganizados y no tienen una agenda política coherente más allá de pedir que Lukashenko deba renunciar. Por tanto el papel de la Unión Europea es vital, con el fin de evitar una posible intervención rusa, como sucedió con Ucrania y Crimea en 2014.

– ¿Podrán los ciudadanos cambiar su gobierno de forma pacífica, o permanecerá la dictadura, apoyada por Moscú?

JA. Sandoval

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