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*En tres días cumpliría 58 años; ya no los pudo celebrar
Benito Juárez Ramírez
Córdoba, Veracruz. – Sin música de mariachis, pero con un calor humano, familiares y el gremio periodístico de Córdoba y Orizaba, fue despedido el amigo, el excelente Padre, el comprensible jefe; el maestro, pero, sobre todo una persona profesional, alegre y respetuosa con todos; ese fue Ricardo Monlui; quien cumpliría 58 años el próximo miércoles.
Después de llevar a cabo periodistas locales, regionales y de todo el Estado una marcha por las principales avenidas de esta ciudad de Córdoba, donde “la vida no vale nada”; exigiendo justicia y esclarecimiento del asesinato del compañero Ricardo, en la que como en todos lados hubo protagonismo puro de algunos colegas; algunos reporteros se tomaron un refresco en Los Portales por el fuerte calor.
Lo que se pudo observar es que no llegó ninguno de esos funcionarios, Alcaldes; esos políticos o dirigentes cañeros que antes decían ser amigo del periodista; y que lo buscaban para salir en su columna Crisol, de Ricardo Monlui
Solo llegaron la mayoría de periodistas que después de charlas sobre su marcha; salieron de ahí antes de las 14:45:00 horas y se trasladaron hasta donde saldría el féretro para encaminarse al panteón Jardines de La Paz.
Al llegar el ataúd, ataviado por patrullas, flores y esas nueve coronas; los familiares bajaron y su esposa con la fotografía entre sus brazos de quien fue su compañero, su confidente, padre de sus hijos, ese profesional de la comunicación, se encaminaron hasta lo que será su última morada de Ricardo.
Tras llevar a cabo el último rosario, -ya el ataúd puesto sobre la fosa-; vino lo más difícil, las palabras de despedida; Jonathan, el que lo acompañó en los últimos años en la batalla diaria del Periodismo, agradeció a todos haberlo acompañado para despedir a su padre; y quien dijo que no debió irse de esta manera de este mundo; pidiendo un aplauso para su padre.
Su esposa, Rosalba Ruiz, destrozada por este difícil momento, no habló mucho, pero suficiente para agradecer que los hayan acompañado, a los amigos y compañeros de Ricardo que compartieron experiencias; y a todos los allí presentes que se tomaron el tiempo para estar en el último adiós de Ricardo Monlui.
Su amigo, el ingenio Javier Vargas, que lo acompañó como su fiel escudero por muchos años, -pero además amigos de la infancia-, se armó de valor y en nombre del gremio, pidió justicia y el esclarecimiento total; para que se castigue a los asesinos intelectual y material, para que no quede impune este cobarde asesinato de Richard, quien para los que lo conocían, fue un buen amigo, conciliador y dispuesto ayudar a quien se lo pedía.
Y así, después de tirar cada quien la última flor, fue bajando el ataúd poco a poco, hasta perder de vista, con la esperanza que la Fiscalía realmente haga su trabajo.
