FERNANDO F. CANCELA
El pasado Sábado 31 de Diciembre del 2016, como una bendición de Dios, pude llegar a los 51 años de edad.
Explicarle mi apreciado lector (a), que pasar mi cumpleaños y recibir el año nuevo en su casa que es la mía, ha sido una experiencia que desde hace algunos años, se ha convertido en tradicional y muy agradable.
Este fin de año, tuve una extraña coincidencia.
Estuve haciendo cuentas y cuentas y de repente, me vio rodeado de entre mi esposa Vivis, mis hijos Fer y René, mis suegros, hermanas y hermanos, sobrinos y sobrinas y amigos y amigas, con 51 personas contándome a mí mismo, por lo que espero que este 2017, el 51 sea mi número de la suerte.
Por otra parte, debo ser sincero con usted y decirle que durante muchos años desperdicié mi vida en adicciones y cosas vanas y superfluas que me hicieron daño. Ahora reconozco que gracias a Dios, he superado muchas cosas y situaciones, que sigo en la lucha, pero que el escuchar y creer la palabra de Dios, me ha permitido tener una vida más plena.
La vida es demasiado valiosa para desperdiciarla, sin embargo… ¿cómo puedo evitarlo? ¿Qué podemos hacer para no desperdiciar la vida? Porque hay que decirlo, a quien no le gustaría llegar al final de la vida con la sensación de no haberla desperdiciado.
Comentarle que en “La Pausa Semanal”, que transmite el Departamento de Lengua y Literatura del IES, en su publicación del 10 de Enero del 2012, el extinto escritor argentino Jorge Luis Borges escribió lo siguiente: “He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer… No he sido feliz.”
Esto me hace reflexionar en que no se necesita ser un escritor famoso para ser feliz, siempre y cuando uno se decida en no hacer su voluntad, sino hacer la voluntad de Dios. Que las cosas bonitas de la vida no son como dice la canción: “A mi manera”, sino que las cosas sean de la manera que Dios quiere.
Pienso que la reflexión que Borges realizó en dicha publicación, tiene que ver con la declaración que en 1978 realizó en una entrevista que ofreció al reconocido periodista peruano César Hildebrandt y en la que Borges afirmó tener la certeza de que Dios no existe, y me pregunto, ¿pensando de esta manera, quien puede ser completamente feliz?
La Biblia nos enseña de diferentes formas que es lo que tenemos que hacer para no desperdiciar la vida; lo hace respondiendo a las preguntas básicas que los seres humanos nos realizamos sobre ella, pero sobre todo, de la manera más sabía y actual que podamos encontrar y conocer.
En la carta del Apóstol Pablo a los Efesios, en su capítulo 5 y versículos del 15 al 17, el apóstol nos exhorta a realizar algo muy importante y dice: “Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor.
Ahorita mismo, derivado del gasolinazo presidencial, estamos pasando por una situación muy crítica y terrible en nuestro país, sin embargo, a pasar de la rabia y la frustración, necesitamos ser personas que sembremos la paz en los demás, pero también necesitamos que quienes nos gobiernen, sean personas que nos den soluciones específicas e inteligentes.
Pablo nos insta en este pasaje a vivir con sabiduría y que no desperdiciemos nuestro tiempo, porque solamente hay dos formas de vivir la vida, de manera necia, tonta y estúpidamente y la otra forma es viviéndola al máximo, en ese sentido, Pablo nos instruye a no vivir como necios, sino como lo hacen las personas sabias.
Por otra parte, ¿qué es lo que Dios quiere de nosotros? En la carta de Pablo a los Romanos en su capítulo 6 y versículo 13, Pablo aconseja lo siguiente: “No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.”
Luego entonces, lo que debemos hacer es entregarnos a Dios completamente. No quiero ser, ni parecer religioso, solo escribir sobre la verdad, y lo que Dios quiere es toda nuestra vida en sacrificio vivo, Dios quiere todo de nosotros, todo nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestros gustos y hasta nuestros placeres.
Pero… ¿qué necesitamos para lograr lo que Dios quiere para nuestras vidas? Vea usted lo que dice el Apóstol Pablo en su carta a los Hebreos en su capítulo 12 y versículo 1 que dice así: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante…”
Por tanto, lo que nosotros necesitamos mi apreciado lector (a) es disciplina. Se requiere de mucha disciplina, una dieta, tenis y ropa especial y muchas horas de entrenamiento para correr el Maratón de Nueva York, pero únicamente eso, los corredores, no llevan más peso, de ahí que los buenos discípulos, provengan de una buena disciplina.
Si a nuestros hijos se les arruga la cara y de repente se les pone larga, estirada y les crece la boca y vociferan cosas por la misma, es que no son disciplinados ante las instrucciones; se requiere de mucha perseverancia para enseñarles una correcta disciplina, de lo contario, llegaran a una edad en la cual ya casi se sienten los dueños de nuestra casa, si es así, se les tiene que educar y jalar a cuentas, para esto solo tenemos hasta los veinte años para domar al bronco que llevan dentro, de lo contrario, no nos preguntemos el ¿por qué? casi nos quieren sacar a patadas de casa.
Algunas de las áreas en las que debemos tener disciplina son en el área de la salud, la física, emocional, espiritual, relacional, financiera, laboral y mental. Por otra parte, disciplina es despojarse, quitarse todo el peso y dejar de lado algunas cosas que no necesariamente son malas, pero que no nos permiten lograr nuestras metas y sobre todo, no nos permiten avanzar con Dios.
Es como el nadador, el nadador se tiene que rapar a coco para poder ganar, pues el pelo crea resistencia al agua; hay que cosas que van primero que otras, que son prioritarias y creo que la principal sea escuchar a Dios. Vea lo que Jesús dice a Marta en el libro de Lucas 10:38-42: “Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:
-Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!
-Marta, Marta -le contestó Jesús-, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.
Luego entonces, necesitamos escuchar la palabra de Jesús; tenemos que realizar lo importante y no lo urgente, pues si hacemos lo importante, no habrá muchas situaciones urgentes que realizar.
Aquí la pregunta sería… ¿por qué habríamos de hacer lo que Dios nos pide? El Apóstol Pablo dice al respecto en el capítulo 12 y versículo 1 de su carta a los Romanos: “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.”
En ese sentido ¿por qué habríamos de hacer lo que Dios nos pide?, la respuesta es muy simple, por todo lo que él ha hecho por nosotros, lo que él hizo por mi y por usted, si en alguna ocasión no queremos hacer lo que Dios quiere, solamente tenemos que mirar la cruz y recordar que él, con su infinito amor… dio la vida por nosotros.
Por último, desearle mi apreciado lector (a), que este 2017, todos sus sueños se hagan realidad; que en nuestros hogares reine la paz, y que haya mucho amor, salud, bendiciones y prosperidad para usted y sus seres queridos.
